Quiero escribir este artículo como uno de los primeros en el blog, debido a la influencia que ese aparato tan “cuadriculado” tiene sobre nuestra sociedad, y como esa influencia puede mermar nuestros valores, destrozando nuestra capacidad crítica y para elegir.
Primero comenzaré comentando mi caso, más normal de lo que aparenta, debido a la calidad de la televisión en nuestro país. Yo directamente no suelo ver la televisión, y no es por el hecho de que sea alguien que presuma de ver todo el día documentales, o porque sea el típico que en su momento pasaba el tiempo criticando a Javier Sardá y sus “Crónicas Marcianas”. Es más, he de decir que yo veía “Crónicas Marcianas”, e incluso disfrutaba. También es cierto que mi capacidad crítica no estaba demasiado desarrollada aún. No suelo ver la televisión porque tengo acceso a internet durante todo el día prácticamente en cualquier parte, y esto me proporciona todo el entretenimiento necesario (internet también es un medio actual sumamente dañino si no sabes utilizarle, del cuál hablaré otro día, y sí, lo confieso, tengo Tuenti)
Pero yo no veo televisión por el simple hecho de que no encuentro nada interesante en ella. Hace un tiempo le encontré el “gustillo” a ver programas como “Sé lo que hicisteis…”, ya que me parecía que incluso podían mantener algo controlados a programas tan ridículos como “La noria”. Pero con el paso del tiempo me di cuenta que ellos terminaba poniéndose a la misma altura, además de que su influencia cada vez era menor, y lo que comenzó siendo una crítica a los programas “telebasura”(curioso término), terminó convirtiéndose en propia telebasura, y la gente solo permanecía atenta a los comentarios de Ángel Martín y compañía, para ver si eran lo suficientemente dañinos y humillantes, y que los presentadores del programa criticado ofrecieran una respuesta (dando de este modo publicidad a dicho programa, en lugar de conseguir que la gente deje de verlo, que es lo que se debería buscar con una crítica tan aguda como la que estos personajes realizan.
Pero lo dicho, a mi me gustaba la banda de Patricia Conde, hasta que se convirtió en algo repetitivo.
Y es que a ellos al menos se les puede hacer una crítica constructiva.
Pero no hay manera de criticar positivamente a los programas que saturan nuestra televisión de cotilleos, sobre personas a las que, cada día más, no conozco, ya que resultan ser personajes que se han dado a conocer en otros programas “basuras”, y que no han hecho nada importante para merecerse ser seguidos por gran cantidad de españoles, que si que les conocen.
Gran cantidad de estos personajes aparecieron alguna vez en ese maravilloso “reality show” llamado “Gran Hermano”.
“Gran Hermano” es un programa que encierra a un grupo de personas, y las aísla del mundo exterior, obligándolas a relacionarse entre ellas, con todo rodeado de cámaras y micrófonos, para que la gente pueda recrearse observando vidas que, a menudo, suelen ser demasiado patéticas para que cualquier persona normal sienta que la suya les supera.
Este fenómeno comenzó en 1999 en Holanda (aquí en España en el 2000), y en nuestro país ya vamos por la edición número 12 (junto con los Estados Unidos, somos el país con más ediciones). Voy a intentar ser completamente sincero, diciendo que yo seguí la primera edición.
He de comentar que me pareció un experimento interesante, además había leído la gran novela de George Orwell, 1984, en la que se basa este programa.
Al menos en aquella primera edición, los concursantes no eran conscientes de la repercusión que este fenómeno iba a tener en la sociedad, y no actuaban constantemente, como sucede en las ediciones actuales, en las que los participantes solo buscan la fama rápida y dar el máximo espectáculo posible para poder vivir de las rentas durante ,al menos, algún tiempo.
Puedo recordar también a un tipo llamado Fran, de la segunda edición, pero a partir de ahí la memoria se me nubla con tanto “lumbreras”, y que me aspen si existe la persona capaz de recordar el nombre de todos los concursantes que han ofrecido su intimidad a cambio de salir en televisión durante un tiempo, y ganarse la vida, desmantelándosela a la vez.
Y es que en aquella primera edición, los participantes iban a ganar, ya que lo fundamental era llevarse el premio. Después fueron descubriendo que fuera del concurso podía ganarse mucho más dinero, y el premio dejo de tener importancia, para pasar a tenerla los contratos televisivos que te ofrecerían después de tu paso por allí. Un contrato que podía convertirte en crítico y contertuliano, sin tener ningún tipo de estudios periodísticos. Pero bueno, dejemos este famoso programa, que bastante tiempo se le dedica ya en nuestra “caja tonta”, no sin antes comentar que este programa dio lugar a cientos de ramificaciones, de las cuales ahora puedo recordar “El bus”, “Supervivientes”, etc… . Esto es algo que me hace pensar que, a pesar de saber que el principio de toda este decadencia televisiva tiene lugar en los cerebros de nuestra sociedad actual, Gran Hermano pudo echar una manita a que todo terminara pasándose de castaño oscuro.
Pero la verdad es que aunque Gran Hermano no hubiera existido, la telebasura en España seguiría siendo patente, ya que a continuación, vamos a intentar analizar los desde mi punto de vista, principales motivos que nos convierten en el país con más telebasura del mundo, por delante de los Estados Unidos y del resto de países Europeos.
- Los asuntos que tan solo incumben a otras personas y a nosotros no nos afecta para nada, en realidad nos deberían ser indiferentes, o simplemente ser considerados como información inútil e inocua. Pero por desgracia (especialmente en España) no es así. Si los programas en los que aparece gente tan ridícula como Belén Esteban no existieran, cotilleando e interfiriendo en la vida de otra gente y en la suya propia, los aficionados a este tipo de programas televisivos no dudaría en adentrarse en los asuntos privados de sus propios vecinos, aun más de lo que los típicos “cotillas” españoles ya lo hacen. Esto demuestra que España es un país en el que los valores morales no están demasiado establecidos, y que somos un lugar lleno de asquerosos cotillas, que no encuentran nada interesante en sus vidas, y por eso se centran en la de los demás, disfrutando en mayor cantidad cuanto más penosa y triste sea la situación de la persona a la que siguen.
- Que Belén Esteban (sigo refiriéndome a esta mujer, ya que su fama actual supera cualquier cosa que yo pudiera imaginar a su respecto) tenga un gran número de seguidores, tan solo por soltar barbaridades mal pronunciadas para defenderse de manera ordinaria de comentarios y ataques estúpidos, sufridos en programas de nulo valor cultural, demuestra que aquí en España tampoco sabemos escoger a nuestros ídolos. No estoy muy de acuerdo con el tema de idolatrar a alguien, pero todavía puedo comprender que lo hagas refiriéndote a una persona por su forma de cantar, bailar, actuar, practicar algún deporte, etc… , pero que alguien me explique qué motivos hay para elevar al máximo a una persona con dudosa educación y cultura, que saltó a la fama por mantener una relación con un famoso torero, a simple vista también algo iletrado, ser expulsada de la residencia de este, y ganarse la vida sin trabajar, solamente diciendo barbaridades en los programas anteriormente mencionados.
- Retomamos el tema de los ídolos, para referirnos a programas como “Operación Triunfo” o “Fama”, que sin ninguna duda merecen más respeto que algunos otros anteriormente citados, pero que, desgraciadamente tampoco se alejan mucho.
Lo que era un programa destinado a dar a conocer a nuevos artistas, también terminó orientado al cotilleo, al sensacionalismo y a la carnaza. Todos se divertían con la relación entre David Bisbal y Chenoa, les parecía justo e interesante ver convertirse a un albañil en un importante artista, a golpe de lagrimón, y se compadecían e incluso comparaban sus defectos con los de la chica gordita ganadora de la primera edición (Rosa de España). Porque es normal que este tipo de programas te gusten si te gustan los karaokes, pero no me digas que eres melómano y ese es el motivo de que lo veas, porque a pesar de que ese programa a sacado a la luz a voces bonitas, no ha dado lugar a ningún compositor de verdadera importancia, ni a nadie que haya marcado un antes y un después dentro de su estilo musical y las características del mismo. Ni que decir tiene que programas posteriores como “Fama” tan solo buscan continuar con el parásito, crear nuevos “pseudo-artistas” y dar esperanzas a aquellos que se han tragado todas las ediciones, con la esperanza de ser algún día un tipo que viva sin trabajar demasiado, ya que curiosamente, los más asiduos seguidores de estos programas suelen ser personas sin ninguna capacidad artística; o al menos dar la nota en los casting con alguna chorrada y conseguir salir en televisión algunos minutos. Con un poco de suerte tendrán la posibilidad de inventarse que se han acostado con algún personaje de la farándula, y ¡magia!, vivir sin trabajar, aunque también sin amor propio…
Antes de comenzar a despedirme he de decir que me dejo en el tintero a esos programas en los cuales un televidente te ofrece la oportunidad de conocer tu futuro, o unos simpatiquísimos presentadores te dan la oportunidad de ganar 1.000 euros si adivinas un acertijo más que sencillo, tan solo llamando a una línea telefónica. No creo que esos programas necesiten mis comentarios. La estafa es más que evidente.
Termino este artículo diciendo que esto es solamente mi OPINION PERSONAL, que no voy a ser cínico diciendo que nunca se me ha escapado una risilla escuchando alguna pregunta del “Juego de tu vida”, por poner un ejemplo, y que la televisión no es ni mala ni buena, todo depende del uso que hagamos de ella. Ejerzamos conscientemente nuestra libertad de elección.
Porque hay que ser conscientes, la televisión siempre va a estar ahí, y no conviene centrarnos en la crítica negativa a sus contenidos, ya que también nos ofrece información de interés.
Hagamos un uso inteligente de este fantástico aparato, y protejamos a los más pequeños y vulnerables, que aún no tienen capacidad para elegir, de todo aquello perjudicial que, por desgracia, plaga nuestros canales.
Hasta la próxima actualización.
28 de Noviembre del 2010, 15:12